miércoles, 25 de mayo de 2011

A mi Padre



Aún recuerdo

El sonido del agua de la ducha en las mañanas, que hacían que mis ojos se abrieran automáticamente sin necesidad de que fueras a mi cama a despertarme con tu cálida voz.

El aroma de tu colonia llenando toda la casa con tu esencia.

El extraño color madera de tus ojos, que siempre lucían tan sabios.

La extraña sensación de tu bigote rozando mi mejilla al darme el beso de los buenos  días.

El color dorado del agua aromática, único componente de tu desayuno, acompañado contadas veces por un pan integral.

El sonido de tu automóvil al caminar sobre el empedrado y despedirse tristemente de su hogar.

Tu mirada enojada cuando mi comportamiento no era del todo bueno.

Tu estruendosa risa haciendo la casa retumbar de alegría
.
Tus numerosas lecciones sobre la vida y la naturaleza.

Las secretas conversaciones que solo los dos lográbamos comprender.

Tu reconfortante voz en las noches, leyéndome un capítulo del primer libro que saliera de la biblioteca.

Todos los juegos, aunque a veces algo bruscos, que nos hacían gozar a carcajadas.

Las visitas a haciendas y bosques, donde nos sentíamos parte de toda la verde naturaleza.

Las numerosas pizzas que disfrutábamos en ocasiones especiales después de alcanzar alguna importante meta.

Tu blanca sonrisa, capaz de iluminar los momentos más tristes y frustrantes de mí vida hasta entonces.

Los abrazos fuertes y melancólicos antes de una larga semana de trabajo fuera de la ciudad.

Tu aliento rozándome el cabello cuando tenía una pesadilla, intentando calmarme inútilmente con susurros de todas las poesías que conocías.

La imagen de tu rostro dormido, con la expresión de un bebe con sueños sin sentido.

Tu apoyo en cada cosa que hacía, por más insignificante que fuera.

Todos los secretos que me confiaste y que aun mantengo dentro de mi corazón.

El ultimo “Pórtate bien” que me dedicaste con un brillo especial en tus ojos.

El último beso de despedida que me diste en la frente acompañado de una gran sonrisa capaz de calmar lo que más temía hasta entonces.

Aún conservo

Todos los libros que me regalabas sin motivo alguno.

Los recuerdos fabricados a mano de  tus largas estancias en la selva.

El pequeño tarrito plateado lleno de piedritas rojas y negras que su significado aún me es incomprensible.

Todas las citas de libros y poesías que me dedicaste.

Tu maletín lleno de las notas de los estudiantes que tanto te apreciaban.

Las películas fruto de semanas de ruego y pucheros que me comprabas esperando que se me olvidaran pronto, porque preferías que leyera e imaginara.

El blanco librero en donde  aún se conservan todos mis libros y música.

Tú fotografía, que miro todos los días para nunca olvidarme de tu rostro.

Los coloridos cuadros que yacen colgados en las paredes destinados a horas y horas de contemplación.

Los bastidores que ahora uso para plasmar mis pinturas en tu nombre.

La conciencia que implantaste en mí desde que era tan solo una niña.

Las tachuelas del primer refugio que construimos martillándonos los dedos y calmando el dolor con mucha limonada.

La carpa verde que usábamos para acampar fuera de la casa, hasta que los mosquitos terminaban su festín obligándonos a volver dentro.

La conexión de pensamientos que todavía siento, como si siguieras transmitiéndolos desde muy cerca.


Siempre te quise, te quiero y te querré.

Feliz Cumpleaños Papá

Xama

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