lunes, 23 de abril de 2012

Los Crímenes de Blue


La oscuridad llegaba mientras los segundos del reloj se marcaban como latidos de un moribundo corazón, enloqueciendo cada vez más los instintos de Blue. Ya casi ni recordaba por que se encontraba en ese lugar tan frío y obscuro… no valía la pena recordarlo; sus ojos se acostumbraban mientras los latidos no dejaban de resonar en la obscura sección.

La puerta se abre, dejando pasar una luz cegadora  que es remplazada por la fornida figura de un guardia de seguridad. Trae una bandeja metálica y se la pasa a Blue por debajo de las rejas. Se acerca al pequeño escritorio para firmar la hoja de control y espera… Sus parpados se debilitan y se cierran lentamente, su mano resbala por el filo del escritorio dejando caer un gastado marcador azul; parece que el sonido del impacto de este con el suelo no causa ningún efecto en el guardia dormido, sin embargo, a Blue le hace retorcerse y altera sus nervios mas de lo normal. El marcador se encuentra muy cerca de la reja, una mano temblorosa lo toma. La manija gris que lleva el guardia empieza a vibrar y le avisa que la hora del almuerzo terminó. El guardia se acerca a tomar la bandeja vacía del suelo;  una mano le quita la respiración, siente un dolor intenso en el cuello y le es imposible gritar. 


La sangre roja se mezcla con la tinta azul del marcador y Blue tiene que esperar hasta que no haya más pulso en aquel gigantesco hombre; su colonia le recuerda a su profesor de Anatomía de la Universidad, quien le hizo perder el semestre cuando estuvo a punto de acabar su carrera como médico. Cuando estuvo seguro de que el guardia no vivía mas, sacó las llaves de su bolsillo y se dispuso a probarlas una por una; no hizo falta probarlas todas, la tercera abrió la celda sin ningún problema. Lo único que faltaba era buscar un modo de escapar.

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